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Hemos elaborado una tabla orientativa para que los padres sepan cuánto debe dormir un niño según la edad que tenga El sueño es un ingredient...



Hemos elaborado una tabla orientativa para que los padres sepan cuánto debe dormir un niño según la edad que tenga

El sueño es un ingrediente esencial para la salud del bebé y de los niños. La calidad del sueño de un bebé afecta no sólo a su salud, sino también al bienestar de toda la familia. Cuando se cambia el bebé de la cuna a la cama, o se le traslada de la habitación de los padres a la suya propia, pueden aparecer algunas dificultades.

El problema es más preocupante cuando el bebé o el niño no duerme lo que tenía que dormir. Es muy importante que sepamos cuánto sueño es suficiente para los pequeños. Todo depende de la edad y de su comportamiento. El comportamiento de los niños puede reflejar directamente la calidad de su sueño. Por eso, unos necesitan dormir más que otros, aunque tengan la misma edad.


Tabla de tiempo del sueño infantil




Esta tabla de tiempo de sueño infantil puede servirte como referencia para valorar si tu hijo duerme las horas necesarias. Hay que decir y aclarar que se trata de una tabla orientativa y que no tiene por qué cumplirse con tu bebé. Si tu retoño a los tres meses no duerme en la noche de 8 a 10 horas y, sobre todo, no lo hace seguidas, no te frustres. Es duro y terminará conciliando el sueño el solo, pero le está costando acostumbrarse.

Puedes ampliar e imprimir esta tabla de tiempo del sueño infantil para poder tenerla a mano y valorar cuánto duerme tu hijo y si está dentro de la media. De esta manera, podrás detectar si tiene algún trastorno del sueño como el insomnio para poder consultarlo con su pediatra.

Esta tabla de tiempo del sueño infantil muestra cómo, a medida que el bebé crece, aumentan las horas de sueño nocturno y disminuyen las siestas diurnas. Y es que, durante los dos primeros meses, el sueño del bebé consiste en pequeñas siestas que no suelen durar más de 2 o 3 horas, ya que ha de despertarse para las tomas.


- Bebés hasta los seis meses de edad
El reloj interno de un bebé recién nacido todavía no está desarrollado. Como puedes comprobar en la tabla del tiempo del sueño infantil, entre el día y la noche, suelen dormir mucho, de 16 a 20 horas al día. En las primeras semanas, su sueño diurno suele interrumpirse a intervalos de 2 o 3 horas para sus tomas de leche.

A partir de del segundo mes, podrá dormir durante períodos más largos de tiempo. A partir del tercer mes, los bebés suelen dormir un poco más por las noches, de 6 a 8 horas sin interrupciones, y unas cinco horas durante el día, lo que alivia bastante a los padres.

A los cuatro meses, la mayoría de los bebés suelen dormir en su propia habitación. Es muy importante, en esta etapa, que los niños aprendan a dormir por sí solos, y que distingan entre el día y la noche para que ésta última esté relacionada con el sueño prolongado. La rutina de horarios y de actividades es la mejor forma para educar a los pequeños y que concilien mejor el sueño. Les dará más seguridad y tranquilidad.

- Bebés de seis a doce meses
A los seis meses, el bebé ya dormirá siestas de tres horas durante el día y dormirá unas 11 horas durante la noche. En esta etapa, ya deben dormir por sí solos. Cuando están enfermos necesitarán más atención y cariño, por lo que es normal que los padres les cojan en brazos y les mimen más, porque eso les hará sentirse mejor.

Sin embargo, es conveniente que esta actitud no se alargue para que el bebé no coja el hábito. Cuando el bebé se despierta muchas veces durante una noche, puede que se sienta molesto por algo. Lo mejor es atenderlo y asegurarse de que todo está bien, es decir, que no tiene el pañal sucio o que no tiene calor o frío. Es aconsejable darle el chupete, acariciarle suavemente en su espalda o en la barriga, y punto. Cuánto más se acerca su primer cumpleaños, el bebé irá durmiendo paulatinamente un poco más por las noches.


- Niños de uno hasta los tres años
En esta etapa los bebés suelen echar siestas más cortas, de una o dos horas, por lo que aumentará su sueño durante la noche, en una media de 10 a 13 horas. Se debe mantener una rutina de actividades antes del sueño: el baño, la cena, el cuento, la música (relajante) y ¡a dormir!

Es un ritual que ayudará mucho a que los pequeños entiendan que el acto de dormir es una actividad y una necesidad más. A los dos años, el niño ya podrá elegir el pijama que quiere usar, el peluche o el juguete con el que quiere dormir y el cuento que quiere que le cuente. Eso le hará partícipe de la rutina.


- Niños de tres a los seis años
A los 3 años, los niños suelen dormir una siesta de una horita, y por la noche necesitan de 10 a 12 horas de sueño para sentirse descansados. A partir de los cuatro años, muchos ya dejan de dormir la siesta. Depende mucho del carácter y de las necesidades de cada niño.


- Niños de seis a los nueve años
Durante estos años, los niños necesitan aproximadamente 10 horas de sueño durante la noche. Es importante que antes de que los niños se vayan a la cama, disfruten de un momento en privado con sus padres para conversar, compartir secretos, cuentos o música. Es una buena forma para prepararles para el sueño.


- Niños de 10 a los 12 años
A estas edades, los niños sólo necesitan alrededor de 9 horas de sueño durante la noche. Todo dependerá de cómo esté de relajado o cansado.

Las nanas o canciones de cuna tienen un efecto calmante para los bebés y los niños. Les ayudan a conformar un sentimiento de confianza, de seguridad y tranquilidad. Son un excelente recurso para ayudar a los niños a conciliar el sueño y a disfrutar de felizes sueños.



Fuente:  https://www.guiainfantil.com/1243/tabla-de-tiempo-del-sueno-infantil.html

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"EL ESTIGMA DEL HIJO ÚNICO"

Los hijos únicos traen consigo un estigma social terrible, tanto para los padres como para ellos mismos.
Los padres son catalogados prácticamente como egoístas. Y los comentarios (inadecuados) no se hacen esperar: "Le hace falta un hermano/a", "Está muy solito/a", "tienes que tener la parejita", "Uno es muy poco", "Cuando seas viejo/a va a ser muy pesado para él/ella, cuidarte", "Seguro que toda tu atención está puesta en tu hijo único", etc.

Los niños, por su parte, son catalogados como mimados, caprichosos y consentidos. Como si fuera que ser hijo único es su culpa, la gente no tarda tampoco en hacer comentarios fuera de lugar: "A ti seguro se te da todo", "Seguramente no sabes hacer nada", "No se te castiga luego", "Sin duda se te mima en exceso", "Todas las cosas son para ti, “No sabes lo que es tener hermanos", etc. Los más osados, apelan al síndrome del Emperador para definir a los chicos que no tienen hermanos.
Lo cierto y lo concreto, es que si una persona o pareja, tiene un solo hijo, no es problema de nadie más que de la familia. 

Pueden haber varios motivos por los que su marcador se haya quedado en 1:
- a lo mejor ya lo decidieron antes de tener, incluso antes de casarse;
- a lo mejor les costó tener uno y después fue la voluntad de Dios que no hayan venido más hijos;
- a lo mejor es lo que le da su bolsillo;
- a lo mejor es parte de su realización personal como padres y es lo que han planeado.
- otros motivos que no son de incumbencia de nadie más.

Es bueno siempre tener presente una cosa: los hijos no son 'únicos', ni 'dobles', ni 'triples'. 
Son HIJOS y punto.

Muchas personas, a pesar de tener un solo hijo, lo crían con amor y disciplina. Y esos niños son igualmente solidarios, empáticos, trabajadores y serviciales, que cualquier otro que haya sido criado con hermanos. Así también se conocen niños que sí tienen hermanos, y sin embargo no conocen nada de generosidad, ni de disciplina, ni de servicio a los demás.

La crianza y el ejemplo de los padres es la clave. No la cantidad de hermanos que el niño tenga.

Aprendamos a guardar comentarios y eliminar prejuicios respecto de la cantidad de hijos que tiene una pareja; y de la cantidad de hermanos que tiene una persona.


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Un hijo es un regalo que supone una gran responsabilidad; como tal deberías poder hacer lo mejor para él.

Hace un tiempo alguien me preguntó la razón por la cual no «quiero» tener hijos. La verdad es que siempre quise tener hijos, pero tengo algo claro; solo tendré hijos si cuento con las condiciones necesarias para poder criarlo.

Mis «condiciones» son las siguientes: tener una pareja estable, gozar de estabilidad económica y encontrarme emocionalmente estable. La primera es que no quiero que un hijo sufra la carencia de su padre; sé lo que duele crecer añorando compartir tiempo con mi papá y no tenerlo. La segunda razón se funda en que para mí es vital ofrecerle una vida sin preocupaciones económicas. Vi a mi madre padecer la angustia de no tener el suficiente dinero cubrir las necesidades escolares, y esto me hizo padecer el suplicio de discriminación porque «era pobre». Y la tercera es que a causa de muchas situaciones difíciles que viví de niña, no me sentí capaz de ofrecer una buena vida a un hijo.

¿Qué es un hijo?

Con franqueza, me molesta que la gente piense que un hijo cumple la función de «realizarte» como ser humano. Un hijo no debería ser una mete que te dará el impulso que se necesita para luchar. Un hijo es un regalo que supone una gran responsabilidad; como tal deberías hacer lo mejor para él, no para ti.

Dar vida a un ser humano es fácil, lo difícil es que puedas hacer una buena labor con esa criatura. Un niño más que cosas materiales requiere que tú como padre o madre seas estable emocional y psicológicamente. Eso es algo que pocos pueden ofrecer a un hijo.

Todos los seres humanos que son padres cometen errores durante la crianza de sus hijos. Es natural, no se nace con un manual que te indique cómo criar a tu hijo y que sea un adulto feliz. La situación es que tendemos a educar a los niños de la forma como nos educaron a nosotros. Además, ellos aprenden de manera indirecta todos nuestros 

«Traumas personales».

Te preguntarás cómo lo hacen; pues bien, estos son algunos ejemplos: cuando le dices a tu hijo que no se vista de tal manera porque se burlaran de él. También cuando le dices que no suba a ese árbol porque por su pie plano va a caer y se romperá un brazo. Pueda que esas dos cosas ocurran, pero puede ser que no. El asunto es que les permitas aprender por sí mismos y no les inculques tus miedos; eso solo generarán falta de confianza en ellos.
Enseña amor propio a tus hijos

Los niños comienzan a desarrollar su amor propio a la edad de 5 años. Esto se debe a que a esa edad su concepto sobre su propia persona se intensifica; además, es una edad típica en la que casi todo padre enseña el autocuidado, la presentación personal y a hacer que otros le respeten.

También a esa edad es habitual que comiencen a socializar más; las relaciones interpersonales son parte vital de la construcción del amor propio.

Te preguntarás cómo interfieren las relaciones con sus iguales en la autoestima de tus hijos. Pues te diré que los niños comienzan a verse reflejados en sus amiguitos; además, quieren hacer lo mismo que ellos y se cuestionan si son capaces de hacerlo. Añadido a esto, los niños buscan aceptación de otros niños, y miden esto en el trato que reciben por parte de ellos.

Es acá donde también los niños reciben refuerzo de sus capacidades por parte de ustedes. Cuando a tu hijo le dices : «¡buen trabajo!» o «tú puedes!» refuerzas su confianza personal.

Sé puedes ver el desarrollo de una buena autoestima no surge por el auto elogió; sino por el tipo de elogio que el niño recibe tanto de su familia como de otros niños.
Crear una buena autoestima en tu hijo puede ser un reto

Puedes suponer que hacer que tu hijo desarrolle una buena autoestima es fácil; sin embargo, no lo es, y menos si tú no tienes una buena autoestima.

Muchos crecimos con padres que creían que la mejor manera de hacernos fuertes era a base de palabras fuertes, castigos físicos y reprimendas frente a otras personas. Sé que sabes que eso lejos de hacerte fuerte, lo que hizo es que crecieras con muchos temores e inseguridades. Puede que seas una persona fuerte, capaz de esforzarte y de salir adelante; aun así, también reconoces que hubiera sido agradable que tus padres te dijeran que eras bueno, inteligente y capaz de lo que te propusieras en la vida. Eso seguro hubiera hecho tu vida más fácil.

Como sea, el pasado es algo que no puedes alterar, pero sí perdonar y sanar. Puedes ayudarte con afirmaciones que refuercen día a día tus cualidades y habilidades, pero también una terapia psicológica puede ayudarte mucho.

Pese a eso, los tratos que recibiste de niño no son excusa para que los repliques con tus hijos. Hay maneras de corregirlo y que haga las cosas de la mejor manera posible sin compararlo con sus hermanos mayores o sus amigos. Puedes verte tentado a usar las mismas expresiones que usaron contigo, pero detente y piensa antes de decir algo hiriente y háblale de manera consciente; seguro y te lo agradecerá.

Cómo ayudar a tu hijo a desarrollar una buena autoestima

Siempre que tu hijo te muestre un dibujo, dile lo bien que lo hizo, aunque solo se trate de simples trazos sin orden. Dile cuanto le amas y cuánto crees que es un niño talentoso y buen hijo.

Estimúlalo para que desarrolle sus habilidades; cuando tropiece y caiga, no lo recrimines ni le digas: «te dije que te ibas a caer». Mejor dale la mano y ayúdalo para que lo intente de nuevo hasta que logre su propósito. Dile siempre lo que sientes por él y lo mucho que admiras su forma de ser.

Aun así, también corrígelo cuando se equivoque y no por tratar de cultivar su amor propio permitas que te falte al respeto. Si debes corregirlo y darle un castigo, no dudes en hacerlo; el amor propio no es incompatible con la guía y corrección a tiempo.

Solo me queda decirte que no importa qué tantas heridas tengas en tu autoestima, siempre podemos ser mejores a pesar del dolor.


Fuente: familias.com

Dime en qué familia te has criado... y te diré cómo manejas tus emociones. Es lo que viene a decir un estudio efectuado en Finlandia con cas...



Dime en qué familia te has criado... y te diré cómo manejas tus emociones. Es lo que viene a decir un estudio efectuado en Finlandia con casi un centenar de bebés. 

El objetivo de este estudio era determinar cómo reaccionan a las emociones los niños dependiendo de la familia en la que se criaron en su primer año de vida. El resultado, sorprendente. 

El estudio, que se ha llevado a cabo por la Universidad de Tampere (Finlandia) a lo largo de diez años, consistía en observar la reacción instintiva de los bebés de más de un año ante imágenes de rostros sonrientes y su reacción frente a rostros enfadados o enojados. Se medía sobre todo el tiempo de reacción ante cada uno de estos estímulos emocionales y si decidían prestar atención a otro tipo de estímulo que no estuviera relacionado con ninguna emoción.

¿El resultado? Ambos grupos de niños prestaron atención a los estímulos emocionales negativos. Pero había una diferencia:

1. Primer grupo: Los niños que se habían criado en un hogar en donde el vínculo afectivo era muy fuerte (padres con una relación estable y mucha interacción con su hijo), prestaron atención de inmediato a los estímulos negativos, pero en seguida desviaron la atención en otra dirección. 

2. Segundo grupo: Los bebés que se había criado en hogares desestructurados, en donde la unión y el vínculo no era fuerte, prestaban atención a los estímulos negativos y les costaba más apartar la mirada de ellos. 

3. Tercer grupo: Había un tercer grupo, el de bebés que se habían criado en un hogar sin normas claras, falta de límites y poca confianza. Estos bebés no conseguían apartarse de los estímulos negativos. 

¿Conclusión? Los bebés que crecen en un hogar unido saben enfrentarse a los estímulos negativos. Reaccionan ante ellos apartándose. Los niños que crecen en un hogar desestructurado y con un vínculo débil entre sus miembros, tienen más problemas para hacer frente a sus emociones, no saben deshacerse de los estímulos negativos, no son capaces de 'desconectar' de ellos. Así como los niños que crecen sin límites ni normas. No saben manejar sus emociones. 

La teoría del apego no sólo se refiere a la madre

Hasta ahora, la teoría del apego se centraba en la relación entre madre-hijo. Los estudios se afanaban en demostrar la importancia que tiene para un niño la relación con su madre en los primeros años de vida. Sin embargo, este nuevo estudio va más allá. Al bebé no sólo le influye la relación con su madre, sino la relación con su familia. La relación de su madre con su padre y la relación de ambos con él. 

Por lo tanto, la familia al completo, incluidos los hermanos, influyen en el aprendizaje emocional de los niños. Los problemas o dificultades para canalizar las emociones se traducen, en un futuro, en problemas de ansiedad, autoestima y dificultad para relacionarse con los demás. 

Fuente: https://www.guiainfantil.com/blog/familia/padres/el-futuro-emocional-del-bebe-depende-de-la-familia-en-la-que-se-cria/

10 cosas que debes aprender de los niños En los últimos años me he dedicado a desarrollar acciones que fomentan del emprendedurismo en el p...



10 cosas que debes aprender de los niños


En los últimos años me he dedicado a desarrollar acciones que fomentan del emprendedurismo en el país. Convencido de que la creación de más y mejores empresas que generan más y mejores empleos es la forma más viable para que México crezca, he colaborado de manera voluntaria con Coparmex y, junto con mentes magníficas, he luchado para que existan las condiciones y el ecosistema ideal para que cualquiera pueda emprender.

Siempre me ha llamado la atención fomentar el emprendedurismo y las cualidades del emprendedor en las etapas más tempranas. ¿Te imaginas todo lo que podríamos hacer como país si nuestros niños tuvieran el chip de empresarios? Ese chip de líderes que les enseñe a no darse por vencidos al buscar la riqueza económica y social.

Hemos tomado algunas acciones como la creación de la Ley del Impulso al Emprendedor, que se aplica a nivel estatal y que, entre otras cosas, se enfoca en la impartición en escuelas públicas de las materias de emprendedores, liderazgo y finanzas a nivel primaria.

En lo personal, este es un tema que me apasiona y que he buscado llevar a foros internacionales como una prioridad de política pública para los países, pero en los últimos días, mientras me actualizaba sobre las últimas acciones en torno a la educación empresarial para niños, me encontré con una presentación titulada “What entrepreneurs can learn from children” que en español podríamos traducir como "¿Qué podemos aprender los emprendedores de los niños?".

Creo que aunque hay mucho que podemos enseñar a los niños, existen aún más cosas que nosotros podemos aprender de ellos.

Aunque no tengo la fortuna de ser padre, acudí a mis amigos con hijos, a mi prima Viviana Moreno que es educadora y a mi experiencia de convivir con mis sobrinos en los últimos años y llegué a la conclusión de estas 10 cosas:

Lección #1: No tengo miedo, es sólo precaución. Una de las actitudes de los niños que más me sorprende es su capacidad para tomar riesgos. Siempre y cuando no tengan a un adulto diciéndoles lo peligroso o imposible que es algo, ellos en pocos minutos estarán arriba de un árbol, queriendo manejar tu vehículo o explorando una arriesgada forma de divertirse.

Aunque a menudo suceden accidentes, los niños son muy buenos levantándose y volviéndolo a intentar. No les da miedo hacerlo de nuevo, pero si aprenden la lección serán más precavidos. Ojalá todos olvidáramos las veces que nos dijeron que algo era imposible o que no podíamos hacerlo, tal vez podríamos divertirnos tomando riesgos una vez más.

Lección #2:
Yo sí puedo, ya soy grande. Para un niño nada es imposible y sólo falta que lo retes para que, sin dudarlo, comience a demostrarte que él ya es un niño grande. Caracterizarse como alguien más es una acción que emprendedores de éxito han identificado como fundamental para lograr sus objetivos. Cuando requerimos vender, nos ponemos el traje de vendedor; cuando queremos ser jefes cambiamos nuestra actitud; cuando requerimos poner manos a la obra y trabajar nos ponemos el casco amarillo y simplemente lo hacemos.

Ponte retos, diviértete y juega a ser grande, juguemos a que sí podemos. Las habilidades histriónicas de los emprendedores son propias de los niños y son habilidades que debes trabajar día a día.

Lección #3: Yo no quiero hacer eso, yo sólo quiero jugar. No pongas a hacer a un niño algo que no sea divertido porque en instantes lo perderás. Si por el contrario, encuentras la forma de hacer algo divertido éste sonreirá, aprenderá y te acompañará en todo el proceso.

Ponte retos, diviértete y juega a ser grande, juguemos a que sí podemos 

Cuando los emprendedores sentimos que estamos a punto de rendirnos, debido a que las circunstancias no han sido favorables o que existe una conspiración mundial para que nuestro proyecto no funcione, la realidad es que no nos estamos divirtiendo.

¿Qué importa si tu proyecto no está cumpliendo los objetivos? ¿Si fuera divertido lo abandonarías? Ese para mí es el verdadero espíritu del emprendedor. Aquel que, sin importar las circunstancias, persigue su sueño hasta las últimas consecuencias y que, teniendo que cruzar abismos y montañas, sigue adelante porque encuentra una enorme satisfacción en su quehacer. Todos los días busca hacer de tu trabajo algo divertido, intenta encontrar aquello que te atrajo en un principio y juega todos los días a emprender.

Lección #4: Mira lo que inventé. ¿Cuántas ideas crees que pasan por la mente de un niño en unos cuantos minutos? Son capaces de ver elefantes dentro de una boa o imaginarse la más inverosímil aventura con sus juguetes, como aquel afamado Principito.

Esta capacidad creativa los lleva a descubrirse y formarse. Sin perjuicios y sin miedo de hacer el ridículo, se expresan y se descubren de la misma manera que tú te descubriste como emprendedor. Ese mismo proceso que te llevó a construir empresas, es el mismo que debemos de seguir día a día para mejorar nuestros productos o inventar nuevos.

Lección #5: ¿Qué es eso? ¡Ay me mordió! A los niños (al igual que a los emprendedores exitosos) no les importan las consecuencias, siempre y cuando puedan satisfacer su curiosidad. Saber cómo funciona, preguntarse qué es y querer conocer más sobre algo es una cualidad que debemos proteger y nunca perder.

Eso es lo que lleva a un niño a realizar 1,000 preguntas y a un emprendedor a desarrollar un extenso de plan de negocios. ¿No deberíamos de ser todos igual de curiosos sin importar que tengamos que desarmar algo que luego no podemos armar de vuelta?

Lección #6: ¡Pesqué un pez así de grande! Hace unos días fui de campamento con unos amigos y sus hijos. Fue una excelente oportunidad para poder observar lo magníficos que fuimos todos cuando éramos pequeños. En muchas ocasiones me hizo preguntarme qué es lo que me pasó para vivir actualmente con tantas ataduras.

Recuerdo que el hijo de seis años de uno de mis amigos tuvo la osadía de ser uno de los que más pescó en este paseo con una caña y un anzuelo. Aunque en general todos sacamos peces ‘pequeños’, este amiguito al llegar a su casa le presumió a su mamá que había pescado un pez ¡ASÍ DE GRANDE!, exagerando como tres veces más el tamaño de cualquier pez obtenido en esta aventura.

¿Cuántas veces como emprendedores se nos olvida lo importante que es congratularnos de nuestros triunfos y que a veces el magnificarlos es un resultado natural de nuestra alegría de vivir? Atrévete a platicarles a las personas lo que haces, no importa si a veces tienes que contagiarles tu forma de ver las cosas.

Lección #7: Ese es mi superhéroe favorito. Los niños tienen muchos superhéroes, éstos pueden ser desde los tradicionales con máscara y capa hasta sus mismos padres. Tener modelos dignos de imitar es fundamental para los niños, pues aprenden los valores de estas personas que admiran.

Para los emprendedores no es muy diferente. Como dice mi amigo Patrick Devlyn, “Debemos todos procurarnos al menos un modelo digno de imitar para nosotros y otro para nuestras empresas.”

¿Quién es tu modelo a seguir? ¿Qué otra empresa quieres que sea la tuya? Si aprendes más sobre los hábitos y cualidades de aquellos a quienes admiras, acortarás la curva del aprendizaje y llegarás a la cumbre.

Lección #8: Hice un nuevo amigo. Los niños son geniales en el networking. Después de unos minutos en el parque, se puede acercar cualquier otro niño y sin chistar tienen ahora un nuevo mejor amigo. Sin prejuicios, con amabilidad, honestidad y con carisma, son capaces de hacerse de cómplices, compañeros de aventura y socios.

Esta es una de las cualidades que más fácilmente perdemos al crecer y que, como emprendedores, necesitamos retomar de manera urgente. Si te pones a analizar los últimos éxitos de tu empresa te darás cuenta que muchos de estos son ocasionados por las relaciones públicas que tienes. De manera directa o indirecta alguien te ayudó. ¿Te imaginas que tuviéramos la capacidad de un niño para hacer amigos, socios y cómplices? Sería simplemente increíble el éxito que podríamos lograr.

Lección #9: Esto es mágico. El estar convencidos de que la magia sí existe y que cosas formidables e inexplicables pueden pasar es magnífico. Más que inocencia es una forma diferente de ver la vida. Yo creo en la magia. Creo en que la constancia, el optimismo, la irreverencia y la alegría pueden hacer que cosas inexplicables sucedan. Y tú, ¿crees en la magia?

Lección #10: Yo soy un niño bien portado. La disciplina, respetar el orden y obedecer son cualidades que vamos perdiendo conforme vamos creciendo.

Lo perdemos porque creemos que “es de grandes” ser desordenado o desobediente. Un niño o un emprendedor bien portado, que juega con reglas, que respeta y es educado, será seguramente un niño o emprendedor que se divierta más y al que le irá mejor en la vida.

Yo a partir de ahora buscaré ser todos los días más como niño para poder ser mejor emprendedor.






Fuente: https://www.entrepreneur.com/article/269407

  Trucos infalibles para acostumbrar al bebé a dormir solo Consejos útiles para ayudar a los bebés a conciliar el sueño por si solos.  Cómo ...

 


Trucos infalibles para acostumbrar al bebé a dormir solo

Consejos útiles para ayudar a los bebés a conciliar el sueño por si solos. 


Cómo conseguir que duerman sin ayuda de sus padres

El sueño es una necesidad básica de todos los bebés y niños. Afecta al desarrollo físico y mental, a sus emociones, su aprendizaje y a su bienestar emocional.

Un bebé o niño bien descansado estará más activo, lleno de energía y de buen humor, de ahí que se atan importante ayudarle a conseguir un sueño reparador. Sin embargo, muchos bebés tienen problemas para dormir por sí solos. Necesitan ayuda y alguno, que sus padres le sostengan constantemente en brazos. La pregunta de muchos padres es: ¿Cómo consigo que duerma por sí solo? ¿Existe algún método para conseguirlo? Aunque cada bebé es un mundo, sí existen trucos infalibles para acostumbrar al bebé a dormir solo. ¡Inténtalo!


Cómo se desarrolla el ritmo del sueño de los bebés

conseguir que el bebé se duerma solo

Es muy importante que los niños descansen tanto de día como de noche las horas adecuadas según la edad que tienen. De hecho, el sueño va cambiando según crece el bebé. No es lo mismo en un recién nacido que en un bebé de 12 meses.


-Tiempo de sueño del bebé, de los 0 a los 4 meses

Los bebés, hasta los 4 meses de edad, no tienen un patrón de sueño establecido, su ritmo circadiano no se ha puesto en marcha y sus ciclos de sueño son muy cortitos. Los primeros meses de vida se van despertando para evitar hipoglucemias y estar en alerta de sus cuidadores.

En los primeros meses, los recién nacidos suelen dormir unas 16-17 horas diarias repartidas en periodos de 2 a seis6 horas. A partir del tercer mes duermen de 3 a 4 siestas durante el día. El sueño nocturno ya es más largo, de entre 5 y 9 horas. En total, suelen dormir unas 15 horas.


- Tiempo de sueño del bebé, de los 4 a los 24 meses

Pasado este tiempo la cosa cambia: aquí su ritmo circadiano comienza a funcionar, comienzan a producir las hormonas melatonina (encargada de relajarlos y prepararlos para ir a dormir) y cortisol (encargada de activarlos por la mañana) y sus ciclos de sueño se alargan y pasan a ser como los de un adulto de 90-120 minutos.

Bebés que dormían muy bien hasta los 4 meses puede que con estos cambios comiencen a despertarse más. Bebés que dormían mal puede que lo hagan peor. Y Bebés que dormían mal, sorprendentemente mejoren.

A los 6 o 7 meses un bebé duerme un total de 14 horas, repartidas entre 2 siestas (mañana y tarde); y luego un sueño nocturno que suele ser de 6 a 9 horas, interrumpidas por despertares breves. De los 9 a los 12 meses, es posible que se incrementen los despertares nocturnos. Y entre los 12 y los 24 meses se suprime la siesta de la mañana, se mantiene la de la tarde y aumentan las horas de sueño nocturno total hasta las 12 o 13 horas.


4 trucos infalibles para acostumbrar al bebé a dormir solo

Trucos infalibles para acostumbrar al bebé a dormir solo

Si te sientes identificada, estas en esta situación y has entrado en un círculo de mal sueño que no sabes como solucionarlo, aquí van unos consejos:


1. Pon a dormir a tu hijo pronto y siempre a la misma hora

Entre las 19h y las 20h es el mejor momento para acostarlos.  Su cuerpo está más preparado en ese momento y la producción de melatonina esta en el punto más alto. Seguramente te será más fácil que se duerma rápidamente.


Seguramente habrás oído frases como esta:

- Si lo acuesto tarde, aguantará más por la mañana

Este no es más que un falso mito. Cuanto antes lo acuestes mejor dormirá.


2. Acuéstalo cada noche en el mismo lugar

Es básico que relacione un lugar con la hora de dormir. Independientemente si es cama de colecho, cuna al lado de la cama los padres o cuna en otra habitación. Haz lo posible para que relacione siempre un mismo espacio con el sueño.


3. Haz una rutina antes de ir a dormir

La rutina le preparará mentalmente para ir a dormir. Establece 3 pasos cada día, como por ejemplo baño, cena y cuento, antes de ir a la cama. Esta rutina le ayudará a saber qué ha llegado el momento de ir a la cama. Acuéstale lo más cómodo posible, con el pañal cambiado, los gases expulsados.


4. Y la más difícil... acuéstalo despierto

Esta parte es la más difícil. Vuestros hijos se resisten a dormir, lloran, se ponen de pie, patalean. Es importante que vuestros hijos utilicen sus propias estrategias para dormir y que lo hagan solitos, de esta forma aprenderán a dormir y conectarán una fase de sueño con otra durante toda la noche.


5. Déjale en la cuna con un muñeco, un trapo o su chupete

Hazle un cariño, dale las buenas noches y sal de la habitación. Un objeto de apego le ayudará a asociar que ha llegado el momento de dormir.



Fuente: https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/sueno/trucos-infalibles-para-acostumbrar-al-bebe-a-dormir-solo/

Los primeros meses tras el parto son agotadores. Más que agotadores... ¡extenuantes! Y no es solo por el desgaste físico del parto, ni por ...



Los primeros meses tras el parto son agotadores. Más que agotadores... ¡extenuantes! Y no es solo por el desgaste físico del parto, ni por el cambio de vida que supone la llegada del bebé a casa. Los primeros meses te desvives (literalmente) por tu hijo. No solo en cuanto a la alimentación y a los cuidados básicos. Te entregas por completo. Pero es el instinto (que es muy sabio) que es consciente de lo importante que es para el bebé esos primeros días.

Concretamente, sus primeros 1000 días. Y lo dicen los máximos representantes en materia de salud y educación infantil. Te explicamos por qué son tan importantes los primeros 1000 días de vida de tu hijo.
La importancia de los primeros 1000 días de vida de tu bebé



Un exhaustivo estudio recogido por UNICEF desvela datos asombrosos: los primeros 1000 días de un bebé son cruciales y marcarán para siempre su vida. De hecho, el 40% de las habilidades mentales del adulto se formaron en esos primeros años. Suena increíble, ¿verdad? Mil días son más o menos 3 años de vida. A partir de ahí se puede decir que tu hijo deja de ser bebé y sube un importante escalón en su crecimiento y maduración.


Pero esos 3 primeros años, esos 1000 primeros días de vida, tendrán una tremenda repercusión a nivel cognitivo y de desarrollo personal. Afecta sobre todo a estas áreas:


Desarrollo cognitivo
Durante los primeros 1000 días de vida, el tamaño del cerebro se duplica. Es el momento de mayor actividad y desarrollo cerebral de toda la vida. Un momento en el que se reconocen y relacionan conceptos básicos. La alimentación tiene mucho que ver, pero también el entorno del bebé y las experiencias que viva, que dejarán huella para siempre.


- Desarrollo del habla
Durante los primeros años de vida se asimila y decodifica el lenguaje. ¿Serías capaz tú de aprender un idioma a la perfección en tres años? Difícil, ¿verdad? Pero el bebé, es capaz de aprender no solo uno, sino varios idiomas a la vez en sus primeros 1000 días de vida. Le es mucho más fácil si le incentivas mediante la escucha constante del idioma.

Para que un niño aprenda a hablar hay que hablarle mucho, y que además te vea, observe la boca y los labios, ya que se fijará en el movimiento de la boca para articular palabras. A los 6 meses, el bebé reconoce una gran cantidad de palabras de su lengua materna. Lo más normal es que primero intente repetir sílabas.

Más tarde, palabras. Su vocabulario irá aumentando de forma progresiva, hasta que se sienta capacitado para unir palabras e intentar formar frases simples. A los 3 años, ya será capaz de mantener conversaciones con los adultos, pero tendrá que seguir perfeccionando el lenguaje hasta los 5-6 años.

- Desarrollo motor
Los primeros tres años del bebé parecen un ascendente maratón de logros. El bebé consigue sujetar la cabeza, enfocar objetos, mover brazos, coordinar movimientos, voltearse, arrastrar el cuerpo, coordinar brazos, piernas y cabeza para gatear, ponerse de pie, arrojar objetos, agarrar objetos, caminar, saltar, balancearse, mantener el equilibrio... ¡Increíble!

- Desarrollo emocional
El vínculo con la familia y personas cercanas al bebé es importantísimo para garantizar una buena salud emocional, que ayude a construir una personalidad fuerte, con buena autoestima y confianza. Recuerda que la personalidad comienza a formarse en esta etapa. Un bebé puede tomar conciencia de quién es y lo importante que es para los demás gracias al vínculo de cariño con sus padres. Esto le aportará una autoestima fuerte que será clave en el desarrollo futuro de todas sus habilidades.


- Desarrollo de las habilidades sociales
La televisión, tablet y móviles entretienen al niño, pero nunca podrán ayudarle a desarrollar habilidades sociales, que solo aprenderán conviviendo y relacionándose con otras personas. La interacción con las personas es vital en estos primeros años de vida, y a portará al bebé buenos recursos para relacionarse en su siguiente etapa.

El estudio de UNICEF presta especial atención a la importancia en estos primeros 1000 días del vínculo afectivo. Los bebés que reciben más cariño durante esta etapa, presentan al crecer muchos menos problemas que los bebés que vivieron con menos vínculo afectivo.

De hecho, se ha demostrado que los niños que crecen durante esos primeros 1000 días de vida en un hogar desestructurado, violento, con problemas y agresivo, presentan al crecer problemas severos de salud y de comportamiento. Sin duda, el amor es un buen alimento durante los primeros 1000 días de vida de tu hijo, pero sin duda, lo es durante toda su vida.


Fuente: https://www.guiainfantil.com

Así como sucede con varias especies animales, las personas también atravesamos por una metamorfosis al dejar de ser niños para convertirnos...




Así como sucede con varias especies animales, las personas también atravesamos por una metamorfosis al dejar de ser niños para convertirnos en adultos. La adolescencia es sin duda una etapa de muchos e importantes cambios: podemos pasar del llanto a la risa, de la euforia al cansancio y del amor al odio en un abrir y cerrar de ojos.

La buena noticia es que tras recorrer este inhóspito camino que puede ser doloroso, agobiante y confuso la recompensa es nada menos que pasar a ser “grandes”. Claro que eso conlleva otras obligaciones y tareas, pero sin duda es un compromiso que vale la pena asumir.


Adolescencia: el paso obligatorio a un nuevo “yo”

No hace falta que hablemos de biología ni de cambios hormonales para comprender lo que sucede durante la adolescencia. Tampoco podemos indicar una fecha de comienzo y otra de final para nuestra juventud, porque son etapas trascendentes que van más allá de las edades. Se trata de una etapa donde el desarrollo da paso a la maduración, tanto física como mental, y por ello es tan delicada.


Las situaciones ajenas a nosotros nos pueden llevar a ser adolescentes por más o menos tiempo. A veces, son las personas por su propia naturaleza las que maduran antes, otras lo hacen porque la vida les pone tantos obstáculos que solo tienen la opción, para sobrevivir, de aprender a marchas forzadas.





El crecimiento físico no es nada comparado con los cambios en el rostro, en la voz y en los órganos sexuales. Estas son señales de que estamos a un paso de convertirnos en adultos, de que nuestros juegos tengan consecuencias reales y dejemos de ser dependientes para que algunas personas pasen a ser dependientes de nosotros, de uno u otro modo.

Si hasta ayer nos mirábamos en el espejo y veíamos un reflejo, hoy tenemos que acostumbrarnos a una trasformación que se ha producido rápidamente. Es momento de aceptar esa imagen de nosotros mismos, esa versión “actualizada” de un ser en constante evolución.
Los cambios emocionales, también a la vanguardia

No solo hay modificaciones que se pueden determinar a simple vista. También tiene lugar una revolución hormonal y emocional que si pudiéramos dibujarla sería muy similar a un tornado. Por supuesto que los cambios físicos están emparejados con los sentimientos. Hay miles de preguntas que queremos responder (o que nos respondan) para comprender mejor la situación pero nos cuesta hacerlas, al contrario de lo que sucede cuando somos pequeños.

Podría decirse que ser adolescente es sinónimo de sentir extrañeza por lo que nos sucede, en el plano corporal pero también en el mental, en el de nuestra conducta, en el de nuestros sentimientos. Cada paso que damos es totalmente nuevo, igual que cuando empezamos a caminar.




La sexualidad de alguna manera se ha trasformado, ya no es la cigüeña que trae los niños de París sino de algo más profundo, relacionado a un despertar y una nueva noción de lo que somos capaces de sentir con nuestro cuerpo y el de los demás. Es en esta etapa cuando empezamos a experimentar el placer y el deseo, el amor como nunca antes y la idealización de esa persona especial.
La adolescencia: un torbellino de sensaciones

La metamorfosis por la que pasamos y en la que de alguna manera dejamos atrás nuestra infancia es compleja. Es una mezcla de sentimientos contradictoria, entre seguir adelante y no perder parte de aquello que ya entendimos y nos encantó. Nos asombra la certeza que pueden dar los matices pero nos asusta la complejidad de los mismos. De tal manera que, encontrar un lugar en este “nuevo mundo”, se vuelve una tarea difícil y apasionante.

Los niños van al cole, aprenden a leer, a escribir, a relacionarse con los iguales, los demás les hablan de los que pueden ser de mayores pero, pocos les cuentan que vana pasar por una etapa vital en la que van a tener que encontrar un montón de respuestas. En la que por primera vez y por momentos, quizás se van a sentir solos, una soledad impuesta a veces y otras simplemente buscada.





Sin duda esta metamorfosis nos convertirá en bonitas mariposas cuyas alas nos servirán para echar vuelo y tener esa libertad que tanto anhelamos. Por supuesto que habrá miles de desafíos y obstáculos que sortear pero si estamos acompañados el viaje será mucho más agradable.




Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-adolescencia-una-metamorfosis-obligada/






   La adolescencia es un proceso natural de búsqueda de identidad e independencia. Comprenderlo te ayudará a acompañar a tu hijo a través de...

  



La adolescencia es un proceso natural de búsqueda de identidad e independencia. Comprenderlo te ayudará a acompañar a tu hijo a través de este camino.


La adolescencia es una etapa del desarrollo vital que se encuentra estigmatizada y a la que muchos progenitores temen. Por lo general se conceptualiza al adolescente como un ser rebelde, irracional y fuera de control. Sin embargo, solo es necesario comprender el proceso por el que están atravesando para poder acompañarles desde el amor y el respeto.

Sin duda será necesario revisar y adecuar nuestras expectativas como padres, pero una vez que lo hagamos la transición resultará mucho más sencilla. Durante estos años tu hijo no se convertirá en un monstruo, únicamente necesitará que estés a su lado de un modo diferente.





El temor a la adolescencia

Ya desde que un niño nace otros adultos alertan a los padres de que cuando alcance la pubertad su vínculo se volverá negativo. Muchas veces vemos a los adolescentes como incomprensibles y desafiantes.


Observamos con incredulidad como el niño cariñoso y obediente que conocemos se transforma en un desconocido del que cada vez nos separa más distancia emocional. Y no dudamos en reprochar al adolescente ese cambio, sin comprender que es un proceso completamente natural y necesario. Y que, en muchas ocasiones, lo que falla son precisamente nuestras expectativas.

En efecto, a partir de los 12 años los menores viven grandes modificaciones físicas y psicológicas. 

Su cuerpo madura y su cerebro se reorganiza. Disminuye el número de conexiones neuronales y se fortalecen las ya existentes. Lo cual se plasma, sobre todo, en un aumento de la emocionalidad y una búsqueda incansable de la independencia y la identidad propia. Las dificultades surgen cuando las expectativas paternas son inadecuadas y terminan convirtiendo esta búsqueda natural en una auténtica lucha.




Adecuar las expectativas

Son muchos los padres que consideran que sus hijos son de su propiedad. Que constituyen, incluso, una extensión de sí mismos. Así implementan crianzas autoritarias en las que apenas queda espacio para la libertad y el desarrollo individual del niño. Las opiniones del menor apenas son escuchadas y se le exige obediencia y sumisión.

Esta insana fórmula que ha podido mantenerse durante los primeros años encuentra en la llegada de la pubertad un callejón sin salida. La necesidad del adolescente por establecer una identidad propia e individual se vuelve apremiante. Y por ello reclamará el espacio que nunca le fue concedido, con más vehemencia que nunca.

Los niños que vivieron infancias poco democráticas experimentan un mayor anhelo de libertad y lo expresan de formas más contundentes y explosivas. Por el contrario, quienes se sintieron respetados, valorados y tenidos en cuenta atraviesan este periodo de una forma menos abrupta y manteniendo (e incluso fortaleciendo) el vínculo emocional con sus padres.


Por ello es importante comprender, desde que un niño viene al mundo, que es un ser independiente con derecho a desarrollarse de forma plena y libre. Nuestra misión es guiar, no imponer. Acompañarles en el propio descubrimiento de quienes son, y no obligarles a ser quienes nosotros deseamos.





La adolescencia es una oportunidad

Por ello, los padres a los que aún les cuesta reconocer la individualidad de sus hijos son los que más sufren durante la adolescencia. Ya no tienen control sobre ese ser humano, pero la realidad es que su misión nunca fue controlar, sino guiar y acompañar. Por ello el primer paso para hacer de la adolescencia una oportunidad es asumir y respetar que el protagonista de la vida de tu hijo es únicamente él.

Partiendo de esta premisa podrás observar su proceso de autodescubrimiento con orgullo y no con temor. Serás capaz de marcar límites adecuados y coherentes que respeten su momento vital. Y podrás ofrecerle consejos basados en el amor y no en el dominio. De esta manera no necesitarás entrar en luchas de poder con tu hijo, pues este te tendrá en cuenta de una forma natural. Al percibir tu respeto, el también te respetará. Comprenderá que no deseas coartarle si no apoyarle en su crecimiento.


La adolescencia sin duda presentará grandes desafíos para ambos. Sin embargo, a pesar de los retos, puede convertirse en una etapa realmente bonita y favorable para la relación con tu hijo. Él te sigue necesitando, quizá más que nunca, y si logras estar a su lado de una forma genuina, le estarás haciendo el mayor de los regalos: un amor incondicional en una de las fases más complicadas de su vida.



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Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/como-ser-padres-en-la-adolescencia/

Los hijos de mi pareja Iniciar una relación amorosa con una persona trae consigo una serie de cambios a nivel psicológico-social. Al princip...



Los hijos de mi pareja


Iniciar una relación amorosa con una persona trae consigo una serie de cambios a nivel psicológico-social. Al principio, algunos escenarios pueden resultar incómodos, como por ejemplo, conocer a la familia de la pareja. Pero cuando además de los padres o los hermanos hay que relacionarse con los hijos surge la pregunta inevitable:

¿cómo tratarlos?

Lo primero es que el modo en que pueda darse la relación depende del momento en que se entre en la vida de los mismos, y cómo se hace, además de la personalidad de ambas partes.

Si ocurre cuando los hijos aún son jóvenes es mucho más fácil; la relación fluye. En casos tardíos, cuando son grandes, es importante mostrar que no ha llegado con la finalidad de robar el amor de su padre, que siempre se respetará dicho espacio y relación; que más que una madrastra será una aliada ideal.

Un punto importante es dejar la educación bajo la responsabilidad del padre; es él quien tiene que poner las normas y los castigos de lugar, pues si el hijo se molesta con el papá es normal, es su padre, y esto vuelve a la normalidad muy rápido, pero puede ser muy diferente con la madrastra (suele tomarse más tiempo el sanar la herida). Si ante una situación detecta algún aspecto en la educación de los niños que necesita de la atención, lo mejor es hacerlo ver al padre para que tome las medidas de lugar.

Otro punto importante es enseñarles a los niños que la madrastra tampoco tratará de ocupar el espacio de su madre, que ella es alguien que tiene su propio espacio.

La clave es crear una relación especial con los hijastros… al punto de convertirse en su cómplice de aventuras sanas.


“Lo más importante es adaptarse a la nueva situación que se inicia de la forma más natural y agradable posible, sin forzar nada. Que sea una oportunidad para poder ser felices todos juntos”.


Queda prohibido

Dos situaciones pueden crear confusión en los hijos de la pareja; les hará sentir rechazo y crear conflictos en el hogar:

* Ignorarlos porque no los sientes tuyos.

*Intentar lograr ser un mejor sustituto del padre o la madre.



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Fuente: https://pandora.com.do/2020/11/06/los-hijos-pareja/

  Hábitos cotidianos para enseñar a los niños a ser empáticos No es novedad enterarnos por los medios de comunicación el incremento en los c...

 



Hábitos cotidianos para enseñar a los niños a ser empáticos

No es novedad enterarnos por los medios de comunicación el incremento en los casos de acoso escolar y violencia en todo el mundo. Desafortunadamente, muchos niños son víctimas de otros niños que son autores de las agresiones. Eso se debe a la falta de empatía; ya que al no comprender qué siente o qué piensa una persona, las víctimas se vuelven más vulnerables y se convierten en objetivos fáciles para juzgar, burlarse o agredir sin motivo alguno.

Es una realidad que no podemos ocultar; la violencia es más común de lo que imaginamos. Muchos niños son lastimados física y emocionalmente por otros niños que no tienen la más mínima compasión, ya que al parecer los hace sentirse empoderados al hacer daño a cualquiera que se pase por su camino.

Debemos hacer algo para cambiar el mundo o por lo menos el entorno en el que vivimos; ya que es el lugar en el cual habitan nuestros hijos, nietos y seres queridos. Esto se podrá lograr cuando enseñemos a los niños la importancia de la empatía. Como padres no queremos que nuestros hijos sean víctimas.

Una enseñanza para toda la vida

La empatía se entiende como la capacidad que tenemos para ponernos en el lugar de otra persona. Es decir, cuando entendemos la situación en la que se encuentran, los sentimientos y las emociones para así poder ayudarlos.

Es importante enseñar a los niños a ser empáticos, ya que será una herramienta que utilizarán en su vida adulta. Al conocer la empatía estaremos asegurando que nuestros hijos se convertirán en personas más sensibles para con los demás al entender los sentimientos ajenos, también sabrán escuchar, valorar y verán los problemas de la vida con otra perspectiva. Además, serán personas respetuosas, tolerantes y bondadosas.

Por tal razón debemos tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

1 Conocerse a sí mismo

Da la oportunidad a los niños a ser empáticos con ellos mismos, es decir, de entender el significado de sus sentimientos y emociones en diversas situaciones. Muchas veces cuando las cosas no salen como se espera, es común autocriticarse, juzgarse y culparse; cuando aprendemos a aceptar los errores como simples lecciones y oportunidades para ser mejores personas, entonces se practica la empatía.

Cuando dejas que los niños se expresen con total libertad, serán capaces de decir lo que sienten y piensan, así que los ayudarás a mejorar su lenguaje y fortalecerás sus relaciones sociales puesto que ellos serán capaces de comunicarse asertivamente.

2 ¿Qué harías tú?

Imaginar varios contextos y situaciones diversas de los problemas cotidianos, será un buen ejercicio para que los niños comprendan lo que es ser empáticos. Algunas veces los problemas de los demás nos son tan importantes para uno mismo, puesto que no nos afectan directamente. Sin embargo, cuando enseñas a los niños a cuestionarse constantemente sobre qué harían en cualquier situación, o por qué cree que se siente esa persona así, entonces podrán comprender mejor a las personas que los rodean.
3 Un buen ejemplo

Los niños cuando son muy pequeños suelen aprender fácilmente al imitar las acciones de sus padres. Debes aprovechar la oportunidad de enseñarles la empatía con tus propias acciones. Lo puedes lograr con los problemas cotidianos que enfrenta cualquier familia, desde la convivencia con los hermanos, las responsabilidades que cada miembro debe cumplir y el rol que deben ejercer. La idea es ayudar a los demás, comprenderlos y escucharlos, para así lograr una buena convivencia.

4 Todos somos iguales

Hacer que los niños aprendan a no juzgar a los demás es todo un reto, sin embargo, cuando son pequeños es importante esforzarse para que ellos comprendan la importancia de no tener prejuicios sobre los demás. Con ello me refiero a enseñarles que todos somos distintos y que por ello las personas actuamos y solucionamos los problemas de la vida diferente. Cuando no hay prejuicios y no se juzga a la gente por su apariencia física o intelectual o por las cosas materiales que tienen o no, entonces los niños podrán ser empáticos.

5 Recompensa

A todos nos gusta que nuestras acciones sean valoradas y recompensadas, aunque no debemos actuar esperando algo. Sin embargo, cuando se trata de niños es muy sano y fácil recompensarlos cuando ellos son empáticos con los demás. Es una manera de enséñales que la empatía tienen buenas recompensas, que tal vez no sean materiales siempre, ya que también una manera de recompensa es sentir satisfacción al hacer cosas que ayuden a los demás para que sean felices.

Se puede practicar la empatía con la generosidad, la humildad y la bondad. Enseña a los niños a ayudar sin medida y a todo aquel que lo necesita, después su ayuda será recompensada, tal vez con un abrazo sincero, un agradecimiento de corazón y un amigo más al cual podrán acudir cuando lo necesiten.

La empatía no solo es un concepto que se enseñe y practique en la infancia, ya que este aprendizaje se llevará siempre a lo largo de nuestra vida adulta. Recuerda, cuando nos ponemos en los zapatos de los demás podemos entender mejor cómo son, qué piensan o sienten las personas que amamos; de esa manera podrás valorar tu propia vida y te sentirás muy afortunado.

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Fuente: Familias.com